sábado, enero 23, 2010

Bailarina (José Agustín Babativa Mendez)


Maria del Valle me envió este cuento de José Agustín Babativa Mendez
 
Una bailarina había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a compartir su afición en profesión.  Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camarines luego de una función, y habló con el director:

- Quisiera llegar a ser bailarina profesional - le dijo.  Pero no sé si tengo el talento que hace falta.
- Dame una demostración - le dijo el maestro.

Trascurridos apenas cinco minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación: 
 
- No, usted no tiene condiciones - afirmó.

La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a calzarlas  nunca más, se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.

Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó:

- Hay algo que nunca he terminado de entender. ¿Cómo pudo saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?
- Ahhh, apenas la miré cuando bailó delante de mí le dije lo que siempre le digo a todas- le contestó.
-¡Pero eso es imperdonable!  ¡Arruinó mi vida, pude haber sido primera bailarina!
- No lo creo -repuso el maestro-, si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado atención alguna a lo que yo dije. 
 
En la vida no sólo triunfa el más valiente, el más veloz o el más inteligente, sino el que persevera, el que es constante, el que cree y está convencido que es posible, tarde o temprano vence y logra su sueño...

jueves, enero 21, 2010

¿Qué es amar?


Enviado por Javier por mail, me encantó este pensamiento que comparto con mis lectores.

Amar perfectamente es buscar el bien supremo de lo amado. Significa conducirlo al fin que le es propio pues allí se encuentra su felicidad completa y duradera. En el caso del hombre, el amor plenamente perfecto hacia él se manifiesta cuando se lo conduce hacia su fin último, que es Dios, pues este es su bien supremo.

Esto es lo que hace Dios con la revelación: nos indica el camino para ir hacia El, que es nuestra felicidad. No lo hace, sin embargo, en forma coactiva, sino respetando siempre nuestro libre albedrío. Un libre albedrío que, curioso misterio, nos posibilita alejarnos de dicho fin último. Sin embargo, Dios mismo nos muestra e indica el camino, y todos los beneficios que este conlleva, por si en una de esas queremos tomarlo.

Amar implica considerar al prójimo “en sí mismo”, y no tanto considerarlo “para mí”. El amor genuino es la superación completa del asesinato menor que se manifiesta por ejemplo en la explotación del hombre por el hombre. Cuando el prójimo es considerado “en sí”, y no como un simple medio al servicio de nuestras necesidades —“para mí”—, es cuando el amor genuino puede aparecer. Es lo que hace Dios con nosotros en la revelación.

El acto más pleno de amor. Pues, si como dijimos, amar perfectamente consiste en buscar el bien perfecto de lo amado, Dios nos ama perfectamente en la medida en que se revela para que podamos acceder al bien perfecto que es Dios —El mismo—, nuestro fin último. Y como si esto fuera poco, Dios mismo muere crucificado para que nuestros desvíos en el camino sean perdonados y así no nos perdamos de la posibilidad de acceder a su reino.


Fuente: Sabiduria.com/Liderazgo