Maria del Valle me envió este cuento de José Agustín Babativa Mendez
Una bailarina había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a compartir su afición en profesión. Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camarines luego de una función, y habló con el director:
- Quisiera llegar a ser bailarina profesional - le dijo. Pero no sé si tengo el talento que hace falta.
- Dame una demostración - le dijo el maestro.
Trascurridos apenas cinco minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación:
Una bailarina había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a compartir su afición en profesión. Deseaba llegar a ser primera bailarina y quería comprobar si poseía las dotes necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los camarines luego de una función, y habló con el director:
- Quisiera llegar a ser bailarina profesional - le dijo. Pero no sé si tengo el talento que hace falta.
- Dame una demostración - le dijo el maestro.
Trascurridos apenas cinco minutos, la interrumpió, moviendo la cabeza en señal de desaprobación:
- No, usted no tiene condiciones - afirmó.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a calzarlas nunca más, se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó:
- Hay algo que nunca he terminado de entender. ¿Cómo pudo saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?
- Ahhh, apenas la miré cuando bailó delante de mí le dije lo que siempre le digo a todas- le contestó.
-¡Pero eso es imperdonable! ¡Arruinó mi vida, pude haber sido primera bailarina!
- No lo creo -repuso el maestro-, si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado atención alguna a lo que yo dije.
La joven llegó a su casa con el corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un armario y no volvió a calzarlas nunca más, se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron mayores, tomó un empleo de cajera en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con el viejo director que ya era octogenario, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego agregó:
- Hay algo que nunca he terminado de entender. ¿Cómo pudo saber tan rápido que yo no tenía condiciones de bailarina?
- Ahhh, apenas la miré cuando bailó delante de mí le dije lo que siempre le digo a todas- le contestó.
-¡Pero eso es imperdonable! ¡Arruinó mi vida, pude haber sido primera bailarina!
- No lo creo -repuso el maestro-, si hubieras tenido las dotes necesarias, y una verdadera vocación para bailar, no habrías prestado atención alguna a lo que yo dije.
En la vida no sólo triunfa el más valiente, el más veloz o el más inteligente, sino el que persevera, el que es constante, el que cree y está convencido que es posible, tarde o temprano vence y logra su sueño...
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