jueves, julio 06, 2006

La Botella de Leche

Un joven de vida espiritual fue a una reunión de estudio de la Biblia en la residencia de un matrimonio amigo. Era noche de jueves. El matrimonio dividio el estudio entre oir a Dios y obedecer la Palabra del Señor. El joven no pudo dejar de querer saber si Dios aún habla con las personas.

Después del estudio, el salió para tomar un cafe con los amigos que estaban en la reunion familiar, y discutió un poco más sobre el mensaje de esa noche. De formas diversas ellos hablaban como Dios habia conducido sus vidas de maneras tan diferentes. Eran aproximadamente las 22 horas cuando el joven se despidió de sus amigos y comenzó a dirigirse a su casa. Sentado en su automovil, comenzó a pedir: Dios, si aun hablas con las personas, habla conmigo. Yo te escuchare, hare todo para obedecerte.

Mientras conducia por la avenida principal de la ciudad, tuvo un pensamiento muy extrano, como si una voz hablase dentro de su cabeza: Para y compra un litro de leche. El movió su cabeza y dijo en alto: Dios, ¿eres tú Señor?. No obtuvo respuesta y continuó dirigiendose para su casa.

Sin embargo, nuevamente, surgio el pensamiento:
- Compra un litro de leche. El joven pensó en el pasaje de la Biblia que habla de Samuel y como el no reconocio la voz de Dios, y como Samuel corrió hacia Él.

- Muy bien Dios, en caso de ser el Señor, voy a comprar la leche.
Esto no parecia ser una prueba de obediencia muy dificil. Total, el podria usar la leche. Asi que paró, compró la leche y reinició su camino a casa.

Cuando pasaba por la séptima avenida, nuevamente sintió un pedido:
- Gira en aquella calle.
- Esto es una locura, -pensó y pasó de largo el retorno.

Nuevamente sintió que debió haber girado en la séptima avenida. En el siguiente retorno, el giró y se dirigió por la séptima avenida. Medio bromeando, dijo en voz alta: -Muy bien, Dios. Lo haré.

Siguió avanzando por algunas calles cuando de repente sintió que debia parar. Se detuvo y miro a su alrededor. Era un area mixta, comercial y residencial. No era la mejor area, más tambien no era la peor de la vecindad. Los establecimientos estaban cerrados y la mayoria de las casas estaban oscuras, como si las personas ya se hubiesen ido a dormir, excepto una del otro lado de la calle y que estaba cerca.

Nuevamente, sintio algo.
- Ve y dale la leche a las personas que estan en aquella casa del otro lado de la calle. El joven miro la casa. Comenzo a abrir la puerta del coche, pero se volvió a sentar. ¡Señor, esto es una locura!, ¿Como puedo ir a una casa extrana en medio de la noche?.

Una vez más sintió que deberia ir a dar la leche. Finalmente, abrió la puerta. Muy bien Dios, si eres el Señor, ire y entregare la leche a aquellas personas. Si el Señor quiere que yo parezca un idiota, muy bien. Yo quiero ser obediente. Pienso que esto va a contar para algo; sin embargo, si ellos no responden inmediatamente, me iré en el mismo acto.

Atravesó la calle y tocó la campanilla. Pudo oir un barullo viniendo desde adentro, parecido al llanto de una criatura. La voz de un hombre sonó alto: ¿Quien está ahi?, ¿qué quiere?. La puerta se abrió antes que el joven pudiese huir. De pie, estaba un hombre vestido de jeans y camiseta. Tenia un olor extrano y no parecia feliz de ver a un desconocido de pie en su entrada. -¿Qué pasa?. -dijo casi gritando.

El joven le entregó la botella de leche y le dijo:
- Compré esto para ustedes.
El hombre tomó la leche y corrió adentro hablando alto. Después, una mujer pasó por el corredor cargando la leche en dirección a la cocina. El hombre seguia sosteniendo en brazos una criatura que lloraba. Lágrimas corrieron por el rostro del hombre y luego comenzó a hablar, medio sollozando:
- Nosotros oramos. Teniamos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se habia acabado. No teniamos más leche para nuestro bebe. Apenas oré, le pedí a Dios que me mostrase una manera de conseguir leche.

Su esposa gritó desde la cocina:
- Pedí a Dios que me mandara un angel con un poco...
- ¿Ud. es un angel?. El joven tomo su cartera y saco todo el dinero que habia en ella y lo colocó en las manos del hombre. Se dio media vuelta y se fue a su vehiculo, mientras las lágrimas corrian por sus mejillas. El experimento que Dios todavia responde los pedidos justos y verdaderos.

Edu@rdo - El Apunt@dor

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